lunes, 28 de julio de 2014

Un cambio inevitable



El inicio del fin

El fútbol ecuatoriano está cambiando. Luego de casi 16 años de una línea constante y con pocos sobresaltos en el manejo oficial del deporte rey en el Ecuador, parecería que se esperaba cualquier traspié, como el de un fracaso mundialista por ejemplo, para volcar todas las quejas, dudas y reclamos hacia la federación que lidera Luis Chiriboga.

Los primeros en hacerse sentir fueron los aficionados. Las redes sociales ya no pueden ser desconocidas por nadie cuando se trata de aceptar una posición clara en un conglomerado específico.

Dejándose llevar por la amargura de una triste participación de nuestra selección, ya antes de que sonara el silbato final para nuestro último partido, las tendencias marcaban un importante inclinación que se resumía en las etiquetas #LárgateChiriboga y #LárgateRueda, etiquetas que ya habían sido practicadas antes, pero no con la fuerza que ahora cobraban. Parecía que esta vez era mucho más importante.

La prensa estaba dividida en cuatro grupos: Los que no encontraban razones para hablar de fracaso, los que preferían callar, los que cuestionaban la actuación deportiva y los que parecían tener guardado algo desde hace mucho tiempo, encontrando mal hasta la forma de caminar.

Pero lo que se suponía era simplemente un “borra y va de nuevo”, se convertía poco a poco en el inicio de una era de turbulencias.

Mientras los coros populares gritaban la salida de entrenador y presidente, Luis Chiriboga anunciaba su deseo de la continuidad de Rueda para iniciar juntos el proceso Rusia 2018.

Mientras parte de la prensa demandaba explicaciones, Chiriboga y Rueda decidieron quedarse en Brasil a disfrutar del resto del Mundial, al tiempo que esperaban que bajaran las aguas.

Mientras casi todos nos dábamos contra las paredes por la triste y poco digna eliminación en la fase de grupos, el “presi” y el entrenador nos pintaban razones para sentirnos “orgullosos” de la lucha en la cancha.

La prensa seguía dividida:

Los que viajaron y los que no viajaron.

Los que fueron por su cuenta y los que estuvieron “cerca” de la delegación oficial.

Los medios que tenían derechos de transmisión y los que no los tenían.

Los que hablaban y los que callaban.

De pronto tuvieron voz los que siempre habían estado en contra, pero su voz era más fuerte; reclamaron los que siempre habían reclamado, pero sus reclamos eran más escuchados. Hasta los que nunca habían hablado aparecieron… ¡Los jugadores!

Unas desatinadas e inoportunas declaraciones del presidente Chiriboga encendieron la mecha.

Ante la preocupación de los jugadores profesionales en Ecuador por el generalizado retraso en el pago de sus sueldos, así como en la complicidad del organismo máximo al no hacer cumplir los reglamentos permitiendo la impunidad en este caso, Luis Chiriboga solo alcanzó a reaccionar diciendo que los jugadores eran unos exagerados. Craso error.

El momento que el gremio de futbolistas del país esperaba, había llegado. Una medida de hecho inédita se anunciaba desde los estadios del país en el reinicio del campeonato nacional.

Pancartas grandes, pequeñas, profesionales y artesanales se lucieron en los estadios del país para decirle al mundo que no se estaban respetando ni sus derechos ni los reglamentos. Se venía el paro de jugadores.

La firmeza de los jugadores liderados por Edwin Tenorio como Vicepresidente de la Asociación de Futbolistas de Ecuador ante la ausencia por razones personal del titular Iván Hurtado, contrastaba con los “manotazos de ahogado” del Presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol Luis Chiriboga.

Aseguró que no iba a haber paralización, que se respetarían los reglamentos, que no había dinero para préstamos y que ningún equipo con deuda recibiría dinero de los derechos de TV. Al final nada de eso fue cierto.

El torneo se paralizó, el reglamento no se respetó, un cheque se giró en préstamo a un club un día domingo y luego se supo que eran adelantos de los derechos de TV.

Con trece puntos llegaron a la mesa de discusión los jugadores, asegurando que todos esos puntos debían ser cumplidos para reiniciar el torneo. El presidente de la FEF dijo que todo se iba a resolver muy rápido pero se volvió a equivocar.

Día y medio después se anunció un acuerdo. Chiriboga se negó a dar detalles pero los jugadores se empeñaban en decir que todos los puntos solicitados habían sido plenamente cumplidos.

El acuerdo aún es algo misterioso. El punto número uno, como no podía ser de otra manera, tenía que ver con el pago de sus haberes. Quedó claro que el dinero que los clubes deben recibir mensualmente por derechos de TV, será girado directamente a los jugadores para el pago de sus sueldos. Fue lo único claro.

Los otros puntos parecen haber sido aceptados y tendrán que ir tomando forma de acuerdo a los procesos reglamentarios. Eso podía esperar.

Los jugadores por ahora están contentos, pero lo que ellos no saben es que han abierto un camino mucho más amplio que el de los pagos cumplidos a los jugadores.

También hay dirigentes inconformes, otros trabajadores del fútbol humillados, árbitros que miran con recelo y periodistas que afinan sus armas…

Por ahora, la paz parece haber retornado al fútbol ecuatoriano… La pregunta es: ¿Hasta Cuándo?

Porque esta historia… Continuará…

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