domingo, 15 de abril de 2012

Los cálculos del Príncipe

Sólo es mi percepción del tema

Vino a tratar de solidificar un nombre que medianamente había comenzado a formar en Lanús. Dejó muy claro que trataría de hacer lo posible con un plantel que él no había armado y que su trabajo se basaba en formar un equipo que peleara por el título en la temporada 2012 con la promoción de valores de la cantera.

Habló de lo enamorado que estaba de su nueva institución y de la gran oportunidad que le había brindado de dirigir a un grande. Se mostró maravillado de la gran hinchada y logró crear ante ellos una imagen de soñador, batallador y aguerrido entrenador que llevaría a su equipo a la corona número 14.

En el camino las cosas parecían no estar tan malas como él lo pudo haber imaginado. Resulta que el plantel del que hinchas y algunos periodistas hablaban como un ‘remedo de equipo”, con la inclusión de un jugador de calidad como Damián Díaz y a pesar del fracaso de haber recomendado a Aldo Duscher, ante los ojos de los nuevos directivos comenzó sorpresivamente a funcionar al punto de estar cerca de jugar la final del campeonato.

Cuando ese mismo grupo de jugadores comenzó a funcionar mejor que en el primer semestre, los discursos de depurar y preparar el plantel para el 2012 pasaron a segundo plano así como la promesa de promover la cantera, ya que muchos de los jóvenes que habían debutado con algo de buen suceso en el plantel, iban a ser relegados por los experimentados que estaban abriendo una nueva esperanza inmediata.

Mientras tanto no dejaba de adular a la generosa hinchada que hacía lucir a su equipo como local en cualquier parte del país y nunca se atrevió a juzgarla cuando la asistencia en el Monumental era mucho menor a la que se esperaba.

También se consiguió la lista de los periodistas deportivos “amigos de la casa” para lograr encaminar su imagen y sostenerse en cualquier adversidad. A ellos los atendía, los elogiaba, se hacía bromas con ellos. Este plan le salió también al pie de la letra porque funcionó en los momentos precisos.

Zubeldía tuvo enormes méritos sin duda. Creó un ambiente ideal de trabajo con la hinchada, con la prensa y con los jugadores. No necesitaba nada más para que su plan deportivo, político y promocional funcionara. Ni siquiera necesitaba a los directivos.

Antes de cumplir 2 meses con Barcelona SC apareció un rumor que involucraba a Zubeldía en la posibilidad de dirigir las formativas de la selección de su país natal, lo que se convirtió en la gran oportunidad de dar su toque de gracia en su plan “marquetero”. Un NO como respuesta a esa opción lo afianzaba en su imagen de compromiso con la hinchada más grande del país, que veía con buenos ojos que su técnico esté más enamorado del Ídolo del Ecuador que de su propia patria.

Sus constantes expulsiones del terreno de juego, las dudas en ciertos planteamientos, los cambios tardíos e inadecuados o el relegar a jugadores de la cantera eran ahora asuntos menores de fácil justificación que no afectaban en nada la imagen del entrenador.

El inicio del 2012 ya sería más fácil y tenían que darle lo que pedía. Cuando las cosas no estaban de su agrado simplemente tenía que decirlo aunque fuera de manera pública, con lo que conseguía fortalecerse en lo personal ante la hinchada, prensa y jugadores, aunque el precio fuera debilitar a los dirigentes.

Así aparecieron los reclamos por la falta de ropa de entrenamiento, por no manejar el tema árbitros en la FEF, por no presionar al Presidente de la República para la naturalización de Oyola, por no exigir respuesta de la sanción a Nazareno y otras cosas más. ¿El factor común? Todos eran reclamos públicos a la dirigencia.

Las cosas no iban mal. Pese a perder puntos importantes como local, había logrado de visitante los suficientes para mantenerse entre los punteros. Las valoraciones de si eso era lo que la hinchada quería o no son motivo de otro tipo de comentario.

El partido de “punto de quiebre” fue el que no se le pudo ganar a Liga de Quito en el Monumental. Las presiones al parecer eran tan grandes que terminaron por hacer explotar al Presidente y al Director Técnico en una muestra de falta de experiencia de los dos que se pagaría caro.

Muy pocos son los que saben lo que realmente pasó en ese camerino y en qué circunstancias. Las versiones de entrenador y directivo fueron muy similares en cuanto a dar pocas luces al respecto y abrió la posibilidad a los elucubradores de crear sus propias tramas y a los receptores de elegir a quien creer.

El trabajo realizado a todo nivel en casi 10 meses dio sus frutos y la gran mayoría prefirió darle mayor crédito al entrenador y descargar contra el directivo.

La institución debe continuar. Zubeldía ya se fue con un letrerito de “intocable” y con la popularidad y la “plusvalía” en alza.  Ya fue anunciado como entrenador de Racing tal como los rumores surgidos al día siguiente de su renuncia lo indicaban, así que la vida continúa de colores para él.

Acá los directivos ya dieron la vuelta a la página y trajeron un profesional con mejor currículo que su predecesor. El nuevo y repentino proceso arrancará con una seguidilla de partidos con los rivales más complicados del torneo y que Zubeldía verá desde lejos.

Así son las cosas hoy. Cada quien labra su destino y aunque a veces funciona, otras veces no.