PRIMICIA vs
CREDIBILIDAD
Chicago Tribune
Más que el plausible reconocimiento de un error, la frase estaba predestinada
a convertirse en una sentencia que marca la importancia de la imagen de los
medios para sus seguidores: la credibilidad.
Lamentablemente, el pasar de los años y el vertiginoso desarrollo
tecnológico de las vías de comunicación, han hecho que la lección aprendida haya
sido olvidada para asegurar con desesperación ser la evidencia pura de la
inmediatez de la noticia.
Salvo honrosas excepciones que cuentan con buenas fuentes noticiosas, el
ambiente de la información deportiva y la pasión que genera, es un caldo de
cultivo propicio para la venta de expectativas infundadas. Una desmedida obsesión
por ser los primeros en dar una “noticia” nos ha llevado a ser una fábrica de
rumores que, por más que logremos que se repitan mil veces, no logramos por
naturaleza propia que se conviertan en realidad.
La forma de conseguir la “primicia”, así como la manera de presentarla y
cubrirse de posibles errores, nos ha permitido hacer una clasificación de este “Baratillo
de la Desinformación”:
“ACUCIOSUS INVENTIVUS”
Se encargan de armar historias, establecer escenarios y sacar sus
propias conclusiones. Por lo menos se toman ese trabajo. Creen poder descifrar las necesidades de la
entidad deportiva y de sus hinchas y le dan una ojeada rápida al mercado.
Suponen direcciones correctas y al más claro estilo de Sherlock Holmes criollo,
establecen su hipótesis como una realidad. Lanzan un nombre porque está o puede
estar disponible y porque seguramente los llevará a un escenario de
protagonismo periodístico.
Sus etiquetas suelen ser el clásico “CONFIRMADO” o el conservador “99,99%
SEGURO” con el que enganchan a los seguidores en sus aventuras.
“COMODUS REPITUTIS”
Logran de alguna manera enterarse de lo que algún “Acuciosus Inventivus”
lanzó como primicia unos segundos antes de la gran mayoría. Recurren entonces a
herramientas como “de muy buena fuente” o “tuvimos acceso a información” para
aparentar que son los dueños de la “primicia”. Creen que nadie se da cuenta
pero son fácilmente reconocidos.
“TONTUS UTILUS”
Están atentos a fuentes aparentemente cercanas a la realidad que tienen
afán de protagonismo. Usan al periodista para asegurar una buena imagen a
cambio de información supuestamente privilegiada manteniéndolos como “amigos de
la casa”. También son las víctimas de empresarios necesitados de mover su
mercado con promoción gratuita. Etiquetan su información como “fuentes
extraoficiales muy bien informadas” y
normalmente lo dan como “casi un hecho”.
“PESCADORUS CONFIRMATUS”
Son los amigos de las primicias que por alguna razón inexplicable no
llegaron a tiempo a la divulgación, pero mantienen su status de infalibles con
frases como “tal como lo estábamos intuyendo” y complementando la información
con datos adicionales como lugares, valores, conexiones, etc. Este grupo
normalmente no cita fuentes ya que son protagonistas de la noticia.
Son tantos los militantes en cada uno de los grupos que las opciones de
error son grandes, pero lejos de esperar un reconocimiento del error y de
aceptar que "A veces ser el último
en informar es mejor que estar equivocado", tienen a la mano una serie
de excusas que siempre los dejarán casi intactos para su próximo intento.
“Complicaciones de último minuto” o “Pequeños detalles imprevistos”
pueden ser coartadas válidas para sus propósitos. “Siempre queda un mínima duda”
o “Nunca aseguramos por completo” son maneras un poco menos honrosas de salir
del paso.
¿Ha conocido usted esta clase de informadores? ¿Ha logrado reconocer a
qué clasificación corresponden algunos de ellos? ¿Falta alguna categoría no
determinada en este artículo?
Los invito a descubrirlos, determinarlos y clasificarlos… Luego, creer o
no, sigue siendo parte de nuestro libre derecho de información.
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