CUESTIÓN DE PODER
22 Federaciones Nacionales
por deporte existían cuando el Ec. Danilo Carrera dejó la Presidencia de la
Junta Monetaria para ser posesionado como Presidente del Comité Olímpico
Ecuatoriano. Las 22 federaciones lo eligieron por unanimidad en una sesión que
no duró más de media hora y que había sido convocada para arreglar una
vergonzosa asamblea anterior que el Comité Olímpico Internacional había
calificado como de dudosa legalidad por el
hecho de que ésta se había excedido de sus funciones.
Eran los últimos días de
1997. Desde esa fecha hasta hoy, uno de los logros más importantes del
Directorio de Danilo Carrera fue el enorme incremento de Federaciones Nacionales,
a tal punto que hoy podemos jactarnos de tener 46 deportes en el Movimiento
Olímpico, aunque la mala noticia sea que sólo 4 de ellas deciden su futuro
dentro de sus propias asambleas, ya que las demás son dirigidas de manera “olímpicamente
legal” por el Presidente del Comité Olímpico Ecuatoriano, que es quien designa
de manera directa los directorios “provisionales” que se han perennizado con el
paso de los años.
¿Cómo puede pasar esto?
Con el afán de promover la
actividad de nuevas disciplinas deportivas, el Comité Olímpico Ecuatoriano
tiene la facultad de nombrar Directorios “Provisionales” que dediquen su tiempo
a establecer bases sólidas para el crecimiento de cada uno de sus deportes, y
es así que les asignan tareas específicas en un nombramiento de Directorio que
tendrá vigencia de un año con opción a renovarse si la labor ha sido eficiente.
Hasta antes de entrar en
vigencia la nueva Ley del Deporte, recuerdo que la principal labor encomendada
a esos directorios provisionales era la de fomentar la creación de al menos 5 asociaciones
provinciales, que además de ser un requisito de ley para poder formar una
Federación definitiva e independiente, era una misión absolutamente lógica para
poder desarrollar realmente el deporte.
Lejos de promover la
masificación para buscar la excelencia, los directivos se dedicaron a apurar
selecciones para agarrar el primer torneo internacional a la mano y justificar
de esta manera sus nombramientos sin mediar una planificación técnica
medianamente adecuada.
Cada año, entre rendir
cuentas y renovar la confianza, era más fácil hacer lo segundo por la vía de la
lealtad sin condiciones, que cumplir lo primero por el camino de los
rendimientos efectivos. ¿El resultado? Presidentes que cumplían un año en
funciones pero repetidos por 8, 9 ó 10 años porque la tarea nunca era cumplida.
¡Aquí nació la intervención!
COE y Federaciones de
Directorios “Provisionales” comenzaron a desarrollar una dependencia cada vez
más arraigada y conveniente para mantener el Movimiento Olímpico intachable,
inmaculado y por sobre todas las cosas, intocable.
El Comité Olímpico le
redactaba a las Federaciones sus estatutos, se los reformaba y se los aprobaba.
Les decidía sus presupuestos y les asignaba el dinero a las cuentas siempre que
hubieran cumplido con sus requisitos.
También les enviaba reglamentos
que debían aprobar, invitaciones que debían aceptar, cambios que debían aprobar
y hasta aportaciones “voluntarias” que para efectos de desarrollo del olimpismo
debían aprobar, todo en un marco estricta y “olímpicamente” legal.
A cambio las Federaciones
recibirían el aprecio y reconocimiento de quien sólo con levantar el teléfono o
dictar una carta podía removerlos de sus cargos como por arte de magia, así
como darles la potestad que entre los miembros de sus mismos Directorios “voten
democráticamente” para saber si deseaban reelegirse o no. Muy conveniente.
El COE le transferiría a
cada una de las Federaciones su don de la intocabilidad, lo cual les daría la
capacidad de reclamar pero no la necesidad de cumplir, sobre todo en lo
técnico.
Es un arreglo de mutuo
acuerdo en el que nadie sale lastimado… Ah, me olvidaba, sólo el deporte y los
deportistas salen lastimados, pero al parecer eso no es muy importante.
Hace 15 años el economista
Carrera fue elegido por 22 federaciones nacionales… Según él las próximas
elecciones sólo 4 estarán en condiciones de participar de la asamblea porque
las demás no tienen la independencia que constituirse por su propia asamblea les
puede dar.
Yo no estuviera tan orgullos
por tener 46 federaciones nacionales, estaría con vergüenza porque sólo 4 de
ellas estén consolidadas, libres e independientes.
Porque como más o menos dice una
canción, “El problema no es que te intervengan, el problema es que no sea yo”