La violencia continúa...
Hace 8 años el país
deportivo lamentaba uno de los hechos más lamentables vividos en un escenario
deportivo.
Hace 8 años todos
hablábamos de la urgencia de hacer algo por detener la violencia generada en
las gradas.
Hace 8 años
seguimos esperando resultados reales que vayan más allá de engaños y
auto-engaños pensando que se está haciendo lo correcto.
Hace 8 años el Arq.
Antonio Ubilla Mancheno sacaba de sus experiencias y sentimientos una demanda
que aún tiene vigencia.
Hoy, 8 años
después, debemos reconocer con dolor que este artículo tienen plena vigencia
porque poco o nada se ha hecho para eliminar sus advertencias.
En estas letras, el
tiempo no ha pasado...
BASTA DE BESTIAS
Esa era la frase
que escuchábamos en una cuña de televisión a mediados de la década de los 80
cuando se intentaba frenar la ola delictiva de atracos y violaciones en todo el
país.
Parafraseando
aquel mensaje debemos al unísono decir BASTA DE BESTIAS EN EL FUTBOL.
Algunas veces lo
manifesté en programas de radio y de televisión, que esos mal llamados hinchas,
o “barras bravas “, no son más que repugnantes delincuentes.
En algunas oportunidades
referí la muerte de Roberto Basile, el miércoles 3 de agosto de 1983 en el
estadio de Boca Junior.
Basile, de 25 años
de edad, empleado bancario acudió a la popular que da al riachuelo, y se
instaló junto a la hinchada de su querido Racing, cuando una bengala se
incrustó en su cuello y le quitó la vida.
Ese trágico
suceso, que algunas veces tomé como nefasta referencia de lo que podía ocurrir
en un estadio, ya pasó acá en nuestra ciudad, el día de ayer en el estadio
Monumental de Barcelona.
¿TODOS DELINCUENTES?
Definitivamente
no, así como es mi propio caso, conozco de miles de personas, que toda su vida
fueron fanáticos del deporte más popular, que asistieron siempre a los
estadios, que cultivaron toda su vida el amor por el fútbol, y que así como yo jamás acudieron al estadio con una
mochila o algo parecido, que nunca arrojamos una botella o una piedra a la
cancha o las gradas, entonces debemos concluir que son una minoría de los que
van al estadio para desatar bajas pasiones e instintos criminales.
Varias veces
expresé mi criterio sobre las manifestaciones que podemos testificar en los
estadios, esos extintores de los que emanan humos horrorosos, bengalas,
petardos y otros artefactos que contaminan el ambiente, y que deben ser de una
vez por todas erradicados de un espectáculo deportivo.
Tampoco me gusta esa interminable cantidad de tiras de
papel que transforman el campo de juego en un verdadero basurero, que casi
siempre retrasan la iniciación del juego, y que en muchas ocasiones, una vez iniciado
el encuentro dificultan la visual para las líneas definitorias del
gramado. Felizmente esas tiras de papel difícilmente puedan causar una
lesión grave a un espectador.
ENEMIGOS DEL FUTBOL
En la edición 3331 de la revista El Gráfico del 9 de
agosto de 1983 literalmente se expresaba :
“Que la sociedad se defienda de los delincuentes, y
una manera de hacerlo es colaborar denunciando, facilitar la acción policial y
segregar a quienes escudados en banderas, bombos y otros artículos pueblan
sectores de los estadios haciéndole creer a todo el mundo que son
hinchas. El hincha no agrede, no depreda, no hiere, no mata. Quien hace
todo eso es, lisa y llanamente, un delincuente calificado “
Casi un cuarto de siglo ha pasado desde que leí
aquella crónica de la revista argentina, y lo que muchas veces temí, pero
también anhelé que nunca llegara a nuestros estadios , lamentablemente ya pasó.
RESPONSABLES SOLIDARIOS
Son muchos, los principales son aquellos que
escondidos en las masas acuden a los escenarios a protagonizar esos actos
criminales, y a los que ojalá en algún momento, y que esperemos no sea
demasiado tarde se impida para siempre su ingreso a los estadios.
Hay otros
responsables, desde luego la policía, incapaz de prevenir y de reprimir a los
delincuentes. Así como son plausibles algunas medidas, como la de retirar
películas oscuras de los automotores, la de efectuar requisas para decomisar
armas, u otros operativos similares, es también evidente que se detecta
negligencia de acción.
La reflexión anterior resulta de una simple deducción,
un artefacto como una bengala, un extintor, una herramienta que permita destruir
el hormigón de una grada para convertirlo en proyectiles, o una bandera con una
madera o tuvo de PVC, no puede ser ingresado bajo una camisa o en una
billetera, lo que evidencia que no hay una revisión a los espectadores, ya que
si se efectuara no habría posibilidad que llegue al interior en una tribuna.
En un medio escrito ya se anunciaba que una de las
hinchadas tenía listo una fuerte dotación de petardos, humos, bengalas, y
aquello es estúpidamente aceptado como una demostración de cariño a una
camiseta.
Se sabía que llegarían todos esos artículos al estadio
y no se impidió su ingreso.
Son responsables también los dirigentes, que no son
capaces de evitar con todos los medios posibles que se produzcan esos
incidentes, en algunos clubes, los mismos dirigentes proporcionan entradas, y
hasta colaboran con gastos de movilización para esas denominadas “ BARRAS
BRAVAS “.
Hemos sido testigos de interminables reuniones en congresos para
discutir y hasta pelearse, para levantar un ridículo término de “ persona no
grata “ a un determinado dirigente, para levantar sanciones, para multar a un
técnico que expresa que un equipo juega de manera asquerosa, para solucionar
amnistías a futbolistas patanes, a diseñar mediocres torneos, etc.
Esos dirigentes no
han sido capaces de legislar, de resolver, de proponer y velar por el
cumplimiento de medidas que permitan controlar la violencia en las gradas.
CARLITOS
Ahora todo podría resultar absurdo, ya no se puede
remediar nada, sólo reflexionar y lamentar profundamente la muerte de Carlos
Cedeño.
¿Habrá pensado ese
criminal, el que disparó la bengala, lo que podía ocasionar? Seguramente no,
porque muy distinto de lo que algunos manifiestan, que este tipo no pretendía
matar a alguien, ese individuo, lacra social, no puede tener conciencia, su
inmensa estupidez jamás le permitiría sospechar de las consecuencias de sus
malditas acciones.
Carlos Cedeño, de
11 años, acudió al Monumental a disfrutar de un clásico, todos sabemos ya que
no podrá estar orgulloso de aprobar un año escolar, jamás podrá exhibir un
título de bachiller, no podrá volver a abrazar a sus padres, tampoco llegará a
formar una familia, a ser un individuo productivo, de la misma manera no
disfrutará de las situaciones lindas y tristes de la vida, ya no estará más
entre nosotros. El fue a alentar a su querido EMELEC, pero una bestia le
impidió seguir viviendo.
Hay silencios que
son ensordecedores, esperemos que las autoridades seccionales, la dirigencia
provincial y nacional de fútbol, no callen, que actúen de manera ejemplar y se
promulgue una ley que impida para siempre el ingreso de esos
artefactos a un estadio.
Debe investigarse
hasta las últimas consecuencias, encontrar los culpables y encubridores de este
asesinato, no descansar hasta conseguir que sean identificados y detenidos.
Ahora es el
momento, este es un motivo suficientemente importante para un congreso
extraordinario, para que se legisle inmediatamente la prohibición de ingreso de
todos esas armas a los escenarios, ojalá se promulgue esa ley, a la que
se podría llegar a identificar posteriormente como: La ley Carlos Cedeño.
ARQ. ANTONIO UBILLA MANCHENO
@AntonioUbilla1
SEPTIEMBRE 17 DE 2007
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