lunes, 29 de septiembre de 2014

¿Liga de Fútbol Profesional en Ecuador?

Viejos sueños… Viejos cuentos…

En los ya casi treinta años que llevo como periodista deportivo, debo haber escuchado el tema de la famosa Liga Profesional de Fútbol Ecuatoriano unas diez veces por lo menos.

No es casualidad que cada vez que vuelve el tema a la palestra, el clima político alrededor de la Federación Ecuatoriana de Fútbol esté en un punto muy controversial. No puede ser casualidad, porque realmente no es un camino que nace como una propuesta muy bien pensada, sino como consecuencia de un desacuerdo de intereses con los mandos de la Federación que ellos mismos han sostenido en el poder.

Así como sucedió en su momento en la presidencia de  Carlos Coello Martínez, Galo Roggiero Rolando (+) o Luis Chiriboga Acosta, los diferentes protagonistas de la idea tenían en común el considerarse lesionados por el sistema injusto de organización del fútbol ecuatoriano, así como de supuestas ventajas o preferencias que ofrecían los mandatarios de ocasión a grupos privilegiados.

Los protagonistas cambian pero la historia no deja de ser la misma. Nada cambia y todo sigue igual.

Se podrían encontrar muchas razones y excusas para explicar los fracasos repetidos en esta empresa. La desunión de los supuestos proponentes, la fortaleza del sistema de la dirigencia, la falta de leyes que soporten un nuevo esquema, la siempre ventajosa protección de los organismos internacionales del deporte rey y muchas más… Pero sin duda alguna, existe una que es la más importante: “El proyecto no tiene pies ni cabeza”

No me refiero a que no sea una idea digna de ser estudiada y planificada, me refiero precisamente a que es una idea que nunca ha sido estudiada ni planificada.

Es una idea que nunca ha tenido bases sólidas. Parecería que alguna vez se le ocurrió a alguien que conoció que el sistema existía en otras partes del mundo, y que sin pensar siquiera en las diferencias históricas y estructurales, la lanzó cual jabón que se lanza a una piscina y que nadie puede sostener.

Dirigentes que cegados por el odio, la ambición o la impotencia, encuentran en el tema de la Liga Profesional una vaga esperanza a la liberación de sus frustraciones… Pero que nadie intenta hacerlo realizable.

Hasta ahora no he escuchado a ningún dirigente hablar de estructura deportiva o institucional.
A nadie escuché hasta ahora hablar de la forma de hacer viable el cambio.
A nadie escuché hasta ahora hablar de asambleas legales, reformas estatutarias, sistemas de supervivencia o reconocimientos internacionales.
A nadie escuché hasta ahora hablar del manejo de las estructuras del fútbol ecuatoriano.
A nadie escuché hasta ahora hablar de un plan serio.
A nadie… ¡Y me temo que nunca lo voy a escuchar!

Desde la presidencia de la Federación Ecuatoriana solo los miran y me imagino que se ríen… No necesitan hacer nada más porque el sistema está blindado.

Los máximos dirigentes del fútbol ecuatoriano no tienen necesidad de complacer a los más importantes, les basta con complacer a la mayoría. ¡No existe mejor blindaje que la democracia!

El tema se seguirá tocando, se seguirá debatiendo, se seguirá diluyendo y luego… se irá olvidando.

Tampoco hay que descartar la oportunidad de que algunos de los noveleros proponentes de la idea, mañana sean serios sostenedores de la vieja estructura.


Lo he escuchado y visto tanto, que ya no asombra nada.

lunes, 1 de septiembre de 2014

¿Crisis?... ¿Cuál crisis?

¡No hay crisis!

El título de este artículo debe ser, sin lugar a dudas, una de las frases más pronunciadas alrededor de la Federación Ecuatoriana de Fútbol durante el último mes. No se trata solo de la frase, sino también del tono con la que puede ser pronunciada dependiendo de quién sea el que la emita.

El convencimiento, el sarcasmo, el cinismo, la incredulidad y la indignación, son unos cuantos ejemplos de la forma en la que la frase "no hay crisis" puede ser utilizada.

Pero... ¿Cuál crisis?... ¿De los clubes?
Ningún club ha sido sancionado por incumplimiento de obligaciones económicas de acuerdo a la nueva reglamentación. Todos encontraron en el camino prórrogas y plazos muy convenientes para considerarse fuera de crisis.

¿De los dirigentes?
Luego de que algunos de ellos disfrutaron del mundial gracias a la gentil invitación de la FEF, algunos directivos siguen firmes y campantes en sus cargos. Aquellos que a la interna sufrían demasiadas presiones, simplemente buscaron la puerta de salida y evitaron complicaciones. Claramente, no hay crisis.

¿De los jugadores?
Cuando parecía que los actores principales del espectáculo del fútbol se hundían en una crisis económica por falta de pago de sus salarios, la agremiación de futbolistas anunció salir airosa de una reunión en la que habían dejado hasta el alma para lograr la felicidad de todos sus agremiados. Las deudas parecían haber desaparecido como por arte de magia y el acuerdo era celebrado por propios y extraños. Cada vez estaba más claro: no hay crisis.

¿De la selección?
Todos los comentarios que hablaban de una crisis al interior de la "familia" quedaron anulados. ¿Disputas internas? ¿Mal reparto? ¿Enemistados y caras largas?... ¡Nada de eso! Los jugadores salieron al frente a desmentir cualquier intento de duda alrededor del grupo, aclarando que estaban "más unidos que nunca", aunque los comentarios que por separado hacían a través de todos los medios posibles, parecían salir de historias diferentes. Si los mismos protagonistas daban sus versiones en ese sentido, es fácil colegir que entre ellos, no hay crisis.

¿Del Director Técnico?
El entrenador dio por cumplido su ciclo con la selección al término del mundial. Aunque no sea del agrado de muchos, sus números no eran tan malos y sus perspectivas futuras eran mucho mejores. Para el DT seguro que no hay crisis.
Si se trata de crisis, seguramente lo más importante será aprender a convivir con ella o a "sacarle la vuelta". Así lo demostró la FEF con mucha astucia en cada momento oportuno.

Cuando se hablaba de crisis entre la FEF y los jugadores de la selección, la dirigencia puso en la palestra a los jugadores, quienes en la confusión terminaron desviando la atención hacia un problema exclusivamente entre ellos y la FEF desapareció del escenario por un momento.

Cuando se trataba de la crisis entre la FEF y los dirigentes de clubes, aparecieron algunos de ellos con criterios encontrados, logrando entonces que esa vez la crisis se quede entre dirigentes de clubes, mientras la FEF pasaba otra vez a la sombra.

Cuando la crisis era entre la FEF y los jugadores por la falta de cumplimiento de reglamentos y las pocas garantías, el famoso acuerdo que obtuvo efímeras sonrisas pasaba a transformarse en disputas entre jugadores, ya que los beneficios de ese acuerdo no terminaban de llegarles.

El negocio es ganar tiempo, ya que por cansancio también se gana.

Nos cansaremos de hablar de los jugadores, del entrenador, de los sueldos, de las cuentas y de los viajes... Y llegará enero del 2015.

Se realizará un congreso ordinario y se presentarán informes que serán aprobados con voto de aplauso.

Se realizarán elecciones y los dirigentes que quedaron contentos con la gestión y los viajes, volverán a levantar la mano de la conformidad.

Entonces podremos darnos cuenta de que en realidad no hay crisis... Ni económica, ni de dirigentes, ni de jugadores ni de votos. El humo la habrá cubierto.

¿Crisis moral o de conciencia?... Eso parece estar en segundo plano...


¡No hay crisis!