s lo pueden expresar. Muchos te insultamos pero
hoy algunos esconden la piedra arrojada muchas veces hacia ti.
Por la mente se me pasan tus goles que no eran
suficientes para los "entendidos del deporte rey". ¿Por qué? Porque
al festejar un tanto con tu habitual carrera a una esquina, donde se sumaba al “bailecito”
tan peculiar y la sacada de camiseta, provocabas la "indignación" a
los pechos fríos del fútbol, haciendo que en lugar de reconocer tu talento, se
te juzgue por una "inmadurez deportiva".
Ahora entiendo que ese “orgasmo” como define
Galeano al gol, no puede festejárselo de otra manera que con la expresión
máxima, en tu caso, el sacarte la gloriosa amarilla que soñaste vestirla en
Brasil.
Las redes sociales hoy se inundan con fotos de
tu niñez, de tu carrera como futbolista y de tus logros individuales. Pero, ¿cómo
entendemos los ecuatorianos que te fuiste?... ¿Cómo podemos rendirte el
homenaje que en vida mereciste si hace unos meses nos cogíamos la cabeza y
lamentábamos la segunda amarrilla que te impedía jugar frente a Argentina?.
Ahora no solo los gauchos se librarán de tu
agilidad sino que las defensas enemigas sentirán un doloroso alivio al saber de
tu tempranera partida.
Llevo un año en el periodismo deportivo y se me
quedan muchas cosas pendientes. Los colegas destacan el don de gente que
poseíste, que los micrófonos para ti no eran los enemigos que para otros lo
son. Te vi pasar muchas veces a mi lado y siempre busqué una excusa vaga y
tonta para justificar el no haberte preguntado algo. Ahora me quedan muchas
interrogantes, muchas inquietudes que solo el Chucho las podía responder.
Inquietudes que solo el tercer goleador histórico de la selección podía
decirlas.
Ahora queda en el limbo llorar la muerte del
futbolista o la del ser humano.
Muchos te recordarán por las anotaciones, otros
por la buena persona, unos cuantos por el excelente hijo, padre o esposo, pero
sin lugar a dudas, todos derramarán lágrimas cada vez de que en el América, el
Santos, El Nacional o en la Selección Ecuatoriana, alguien vista la número 11.
Al parecer, como dice Ernesto Sábato, "La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse".
Al parecer, como dice Ernesto Sábato, "La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse".
Y tan difícil se nos hizo rendirnos ante tu
talento y llenar las redes y medios de comunicación con mensajes de
agradecimiento por las tantas veces que nuestras gargantas quedaron resecas al
gritar un tanto del Chucho, de la Panterita.
¿La cancha principal de la Casa de la Selección
se llamará Cristian Benítez? Ya nada importa. Todo homenaje que recibas servirá
de muy poco. Saldrá alguien pidiendo que se quite el número que lucías dentro
de la selección.
Me imaginó que donde quiera que tú estés,
querrás que un niño que ahora llora tu partida, en unos años con tu misma
emoción pueda vestir con orgullo ese 11 que será recordado en tu memoria.
Se nos fue el “youtubero”… Aquel que mostraba la alegría de los seleccionados ecuatorianos. El que con su mirada daba seguridad a todo un equipo. El que con su sonrisa calmaba los nervios antes de un compromiso. El que con sus goles hizo delirar a millones de personas en el mundo.
Se nos fue el “youtubero”… Aquel que mostraba la alegría de los seleccionados ecuatorianos. El que con su mirada daba seguridad a todo un equipo. El que con su sonrisa calmaba los nervios antes de un compromiso. El que con sus goles hizo delirar a millones de personas en el mundo.
Chucho… Si ahora me arrepiento por no haberte
preguntado algo en esta vida terrenal, seguramente cuando mi existencia termine,
llegaré a donde te encuentras para preguntarte lo que no quise hacer en su
momento y elogiar tu talento.
Allá nos encontraremos querido futbolista,
padre, hermano, amigo. Allá donde está el gran Oti, y por supuesto mi ñañita
Ligia. Allá donde solo los grandes merecen estar.
Hasta pronto Cristian… Hasta pronto goleador…
¡Hasta pronto Chucho!
Danny Rodríguez
@rodriguezdany14